Esta película hizo que las relaciones codependientes me dieran más miedo que los fantasmas

Escrita y dirigida por Anna Hints y Tanel Toom, la cinta mezcla el drama de pareja con el horror más físico y visceral, lo que muchos ya están llamando una digna descendiente de The Substance.

La historia arranca con una pareja que, desde el primer momento, se siente un poquito desequilibrada: Millie (Allison Brie) es una maestra decidida a consolidar su carrera; Tim (Dave Franco), su prometido, es un músico independiente que aún no tiene muy claro hacia dónde va su vida. Ella quiere estabilidad, él todavía está esperando que su banda despegue.

A regañadientes, deciden dar el siguiente paso y mudarse juntos a la campiña, donde Millie ha conseguido un nuevo puesto como docente en una escuela rural. La idea era empezar de cero, respirar aire puro y, tal vez, salvar lo que queda de su relación. 

Pero lo que encuentran allá es todo menos paz: un infierno emocional con vibras de culto, traumas familiares que se sienten como maldiciones y una relación tan tóxica que —literalmente— empieza a devorarse a sí misma.

En Together no sólo hay gore por el gore, es una metáfora visualmente intensa del apego ansioso, la codependencia y los traumas heredados. El amor mal entendido como simbiosis, el deseo de ser uno con el otro, llevado al extremo más gráfico

Entre los momentos más impactantes, hay guiños a sectas, rituales extraños y una comunidad que parece sacada de una pesadilla folk, pero sin perder el ritmo ni la lógica interna. 

Las actuaciones (especialmente de los protagonistas, que cargan toda la película) son brutales. Logran transmitir ese tipo de amor que ya no es amor, sino una trampa disfrazada de deseo... pero en las que a veces sí hay amor.